El analista de criptomonedas Michaël van de Poppe desafió la narrativa de una “gran caída de Bitcoin” prevista para 2026, argumentando que este escenario no está respaldado por datos.
Según Van de Poppe, si bien la expectativa generalizada en los mercados de que “2026 será un año muy difícil” parece lógica a primera vista, los ciclos históricos, las condiciones de liquidez y la posición actual de Bitcoin en el sistema financiero global no concuerdan con esta visión. El analista afirmó específicamente que el ciclo clásico de cuatro años de Bitcoin ya no es válido y que el mercado está evolucionando hacia una nueva estructura más centrada en el capital institucional.
Van de Poppe señaló que, al analizar ciclos anteriores, se observaron fuertes correcciones de aproximadamente el 30 % en 2014, el 74 % en 2018 y el 64 % en 2022. Por lo tanto, es natural que los inversores estén preocupados por otra recesión importante, pero el analista argumentó que esto no significa automáticamente que 2026 será igual. Según el analista, el ciclo actual ya sigue un curso diferente al de años anteriores y se ha desviado de los patrones clásicos.
Otro punto destacado del análisis fue la divergencia entre el oro y el bitcoin. Van de Poppe afirmó que el capital se ha desplazado significativamente hacia el oro recientemente, superando este último sus máximos históricos, mientras que el bitcoin se ha mantenido relativamente débil. Sin embargo, argumentó que esto indica una ruptura sistémica y que períodos similares en el pasado han sido seguidos por fuertes repuntes en activos de riesgo. Recordando que el valor de mercado del oro aumentó en billones de dólares en poco tiempo, el analista afirmó que el bitcoin también tiene un potencial mucho mayor en un entorno de liquidez similar.
En el ámbito macroeconómico, destacan el aumento de las tasas de desempleo, la tendencia a la baja en los rendimientos de los bonos y las crecientes necesidades de liquidez de los bancos centrales. Van de Poppe afirmó que, especialmente en EE. UU., el debilitamiento del mercado laboral y la carga de la deuda pública están presionando a la baja los tipos de interés, creando un entorno favorable para los activos de riesgo a largo plazo. En este contexto, argumentó que ni el oro ni el bitcoin parecen estar sobrevalorados en comparación con la oferta monetaria (M2).
En cuanto a las perspectivas técnicas de Bitcoin frente al oro, el analista señaló que el Índice de Fuerza Relativa (RSI) ha caído a zonas de sobreventa, algo históricamente poco común, y que estos niveles suelen coincidir con mínimos en el pasado. Por lo tanto, Van de Poppe sugirió que la expectativa generalizada de una “gran caída inevitable” en 2026 podría ser exagerada, argumentando que los mercados están más cerca de un rebote sorpresivo que de una caída en las condiciones actuales.
En conclusión, Van de Poppe afirmó que es imposible afirmar con certeza si 2026 será un año alcista o bajista, pero los datos apuntan a una estabilización y posibles sorpresas alcistas en lugar de una caída importante. Según el analista, si Bitcoin se acerca de nuevo al nivel de los $100,000, el movimiento podría acelerarse a medida que los inversores actualmente pesimistas vuelvan a entrar en el mercado.
*Esto no constituye un consejo de inversión.


