Nic Carter, socio general de Castle Island Ventures, emitió una fuerte advertencia sobre la seguridad de Bitcoin frente a las computadoras cuánticas.
Según Carter, la comunidad y los desarrolladores de Bitcoin ignoran, en lugar de tomarlo en serio, el creciente riesgo cuántico, que podría amenazar la integridad del sistema a largo plazo. Carter argumentó que las discusiones superficiales que circulan recientemente en X han simplificado el asunto, mientras que los riesgos reales no se han comprendido adecuadamente.
Carter recordó que la seguridad de Bitcoin se basa en la criptografía de curva elíptica (ECC) y que, gracias al algoritmo Shor, desarrollado en la década de 1990, una computadora cuántica lo suficientemente potente podría, en teoría, romper esta estructura. Señaló que Satoshi Nakamoto era consciente de esta posibilidad y previó que el protocolo podría actualizarse si fuera necesario, reconociendo que las computadoras cuánticas actuales aún están lejos de alcanzar esta capacidad. Sin embargo, según él, el problema radica en que no es “imposible”, sino simplemente un problema de ingeniería “extremadamente difícil”. Carter argumenta que la tecnología cuántica, que compara con la fisión nuclear de 1939, podría en algún momento dar un salto repentino e imprevisto.
Carter señala que 2025 será el año más activo hasta la fecha para la computación cuántica, destacando el papel crucial de los avances en la corrección de errores. Destaca los sólidos resultados de empresas como Google y Quantinuum, con startups cuánticas que han recaudado aproximadamente 6000 millones de dólares en financiación este año, y PsiQuantum ha conseguido 1000 millones de dólares en inversión con el objetivo de construir una máquina de un millón de cúbits. Según datos de Metaculus, la expectativa promedio entre los expertos es que una computadora cuántica con significado criptográfico podría surgir alrededor de 2033.
Carter también señala que el NIST, la agencia oficial de estándares de EE. UU., ha recomendado el abandono de los sistemas criptográficos cuánticos para 2030 y su desactivación completa para 2035. Al señalar que la Unión Europea y el Reino Unido también trabajan en plazos similares, Carter afirma que estas fechas representan un llamado a la comunidad Bitcoin para que “actúe hoy”.
Carter, al afirmar que una posible “computadora cuántica relacionada con las criptomonedas” (CRQC) podría tener graves consecuencias para Bitcoin, señala que aproximadamente 6,7 millones de BTC se encuentran actualmente en direcciones vulnerables a ataques cuánticos. También argumenta que, en teoría, las claves privadas podrían ser interceptadas incluso en el breve periodo previo a la inclusión de las transacciones en los bloques.
Carter reconoce que Bitcoin podría, en teoría, migrar a sistemas de firma poscuántica (PQ), pero argumenta que, en la práctica, sería extremadamente complejo y arriesgado. Señala que problemas como mayores requisitos de datos, desacuerdos sobre qué esquema PQ elegir y la migración de millones de direcciones podrían llevar años. Recordándonos lo difícil que fue implementar incluso actualizaciones relativamente más simples como SegWit y Taproot, Carter afirma que una transición resistente a la tecnología cuántica sería mucho más compleja.
Uno de los temas más controvertidos es la pérdida o el abandono de bitcoins. Según Carter, aproximadamente 1,7 millones de BTC se guardan en antiguas direcciones de pago por clave pública pertenecientes a Satoshi Nakamoto y a los primeros mineros. Si estas monedas no se pueden transferir, corren el riesgo de ser confiscadas por un atacante cuántico en el futuro. En este caso, la comunidad tendría que congelarlas, lo que supondría una confiscación masiva sin precedentes en la historia de Bitcoin, o aceptar que una parte potencialmente hostil se convierta en uno de los mayores poseedores de Bitcoin del mundo.
Carter argumenta que, por todas estas razones, la preparación para el riesgo cuántico podría llevar al menos una década, por lo que esperar no es un lujo. Según el experto, la verdadera fuerza destructiva podría no ser la ruptura cuántica en sí, sino la reacción de pánico que resultaría de no estar preparado para tal escenario. Señala que las posibles guerras de bifurcaciones y un entorno de incertidumbre podrían alejar rápidamente al gran capital institucional que actualmente confía en Bitcoin.
*Esto no constituye un consejo de inversión.