Bitcoin (BTC) se encamina a su cuarta caída anual de la historia. Además, esta vez, la caída no coincide con un gran escándalo ni con un colapso del sector, como en años anteriores.
La criptomoneda más grande del mundo sufrió una fuerte caída ayer, perdiendo hasta un 5,2% durante el día. Bitcoin ha caído aproximadamente un 7% en lo que va de año.
Si bien esta caída es más limitada en comparación con las fuertes caídas de los tres años anteriores, se produce en un entorno muy diferente. Desde la última gran crisis de las criptomonedas en 2022, la adopción institucional ha aumentado, el marco regulatorio ha madurado y el sector ha obtenido el apoyo explícito del presidente estadounidense, Donald Trump. A pesar de ello, Bitcoin ha sorprendido a los inversores con su rápido retroceso desde su máximo histórico de más de 126.000 dólares a principios de octubre.
Los volúmenes de negociación se mantienen bajos, los inversores están abandonando los ETF de Bitcoin y los mercados de derivados muestran poco interés en un posible repunte. Ni siquiera las compras a gran escala de Strategy, la empresa de Michael Saylor (anteriormente MicroStrategy), fueron suficientes para revertir la debilidad de los precios. «La falta de un seguimiento sólido a pesar de tantos catalizadores positivos ha sorprendido a muchos», comentó Pratik Kala, gestor de cartera de Apollo Crypto.
El panorama actual también muestra la desvinculación de Bitcoin y las acciones. Si bien el índice S&P 500 alcanzó un máximo histórico al cierre a principios de mes, ha subido un 16 % en lo que va de año. Las acciones tecnológicas, que suelen fluctuar a la par con Bitcoin, han tenido un rendimiento aún más sólido.
Cada una de las tres principales caídas pasadas de Bitcoin se ha relacionado con eventos significativos que erosionaron la confianza del mercado. En 2014, el hackeo y colapso de la plataforma de intercambio Mt. Gox expuso las debilidades de la infraestructura inicial de criptomonedas, lo que provocó que Bitcoin perdiera el 58% de su valor ese año. En 2018, el estallido de la burbuja de las ICO y las presiones regulatorias provocaron una caída histórica del 74% en Bitcoin. El desplome de 2022, por su parte, provocó la quiebra de varias grandes empresas, incluida FTX, y desencadenó una gran presión regulatoria en EE. UU.
Hasta su pico en octubre, el ascenso de Bitcoin parecía imparable. La declaración de Trump de las criptomonedas como prioridad nacional, la histórica ley de stablecoins del Congreso estadounidense y las entradas de miles de millones de dólares en ETFs de Bitcoin alimentaron el optimismo. Sin embargo, entre bastidores, se habían acumulado vulnerabilidades, en particular en relación con el apalancamiento excesivo. El 10 de octubre, la liquidación de 19 000 millones de dólares en posiciones apalancadas expuso estas vulnerabilidades, lo que sacudió gravemente el mercado.
Según Pratik Kala, «Las ventas de las ballenas antiguas han frenado gravemente el impulso. El sector obtuvo todo lo que quería en el ámbito regulatorio, incluso ETFs con staking, pero el precio no pudo mantener el ritmo». Este panorama sugiere que podría prevalecer una postura cautelosa en el mercado de Bitcoin a corto plazo.
*Esto no constituye un consejo de inversión.